7 de septiembre de 2009

Tos a cucharadas


Aquel ataque de tos estuvo a punto de costarle la vida. Cuando se recuperó se juró que nunca más volvería a comerse el Cola-Cao a cucharadas.

Al pobre imbécil lo encontraron días después muerto en el suelo de su cocina, tenía una cuchara sopera en la
mano. El bote abierto de Cola-Cao descansaba en la encimera... otra muesca más a su revolver de polvo de chocolate.


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